El Taller alfarero romano del Yacimiento de El Monastil
Localización:
En el área extramuros situada al sur del Poblado Íbero-romano de El Monastil, se han identificado significativos testimonios de una importante actividad artesanal, a unos 200 metros del río Vinalopó.
Se trata de tres hornos cerámicos romanos que estuvieron en funcionamiento durante varias décadas entre el tercer cuarto del siglo I a.C. y el primer cuarto del siglo I d.C., periodo coincidente con el fin de las Guerras civiles y de la República en Roma y con el inicio del imperio, en tiempos de Augusto y primeros años de Tiberio.
Localización del Poblado El Monastil en Google Maps
Plano general del yacimiento
Descripción:
El horno 1, de mayores dimensiones, muestra una planta de tendencia cuadrangular, mientras que los hornos 2 y 3, de menor capacidad, poseen un perfil circular.
Planta general del Taller de Alfarería Romano de El Monastil
Horno 1
El descubrimiento de este taller de alfarería romano se debe a nuestro insigne arqueólogo eldense Antonio M. Poveda Navarro, artífice de la mayoría de los hallazgos que integran el actual catálogo arqueológico municipal de nuestra ciudad, en 1.988.
El primero fue descubierto parcialmente entre 1.988 y 1.989, y habría que esperar hasta los años 2.007-2.010 para completar la excavación e incorporar el hallazgo de los otros dos.
Horno 2
Horno 3
Estos tres hornos formaron parte de una
alfarería ( figlina ) que estuvo en
funcionamiento durante varias décadas entre el tercer cuarto del siglo I a.C. y
el primer cuarto del siglo I d.C., como hemos indicado.
Los hornos cerámicos romanos de El Monastil muestran las características habituales de este tipo de infraestructuras alfareras. Se trata de hornos de convección y tiro vertical directo, compuestos por una boca de alimentación del combustible ( prae-furnium ), que comunica con la cámara de combustión ( hypocaustum ), excavada en el suelo, y separada, a su vez, de la denominada cámara de cocción ( laboratorium ) por un piso o superficie horizontal a modo de parrilla, perforada por orificios o toberas que comunicaban ambas cámaras y permitían regular la temperatura de cocción de la carga.
Vistas actuales del taller de alfarería romano de El Monastil
Los hornos cerámicos romanos de El Monastil muestran las características habituales de este tipo de infraestructuras alfareras. Se trata de hornos de convección y tiro vertical directo, compuestos por una boca de alimentación del combustible ( prae-furnium ), que comunica con la cámara de combustión ( hypocaustum ), excavada en el suelo, y separada, a su vez, de la denominada cámara de cocción ( laboratorium ) por un piso o superficie horizontal a modo de parrilla, perforada por orificios o toberas que comunicaban ambas cámaras y permitían regular la temperatura de cocción de la carga.
Los materiales usados para su construcción
forman parte de la llamada Arquitectura
de la tierra, fundamentalmente adobes, tapial, ladrillos, tierra y restos
cerámicos. La cubierta de la cámara de cocción, a base de materiales ligeros,
podría ser fija ( normalmente abovedada), efímera o, en otros casos,
inexistente. En este último caso, el laboratorium
estaba formado por la propia hornada, cubierta o protegida por desechos de
otras cocciones y diversos tipos de materiales.
Los trabajadores de la alfarería se encargaban
de la colocación de las piezas cerámicas en la cámara de cocción del horno tras
su elaboración en el taller del alfarero. El acceso al praefurnium se realizaba a través de la fosa de trabajo, un espacio
semisubterráneo que facilitaba la alimentación del combustible,
fundamentalmente madera, durante el largo proceso de cocción. El calor generado
trasladaba gases calientes y calor a la cámara de cocción a través de la
parrilla, cociendo las piezas de carga, u hornada.
El Monastil tuvo las condiciones básicas para la instalación de esta alfarería. Primero, por la existencia de arcillas aptas para este menester (barreros), posiblemente como se comentó con el arqueólogo D. Antonio Poveda Navarro, provenientes de la base de Bolón, muy rica en estos materiales, similares a Els Terrers de Agost, de gran tradición alfarera. Segundo, por la cercanía de agua proveniente del cercano río Vinalopó, y tercero, por la disponibilidad de combustible, seguramente de las antiguas arboledas existentes en el término municipal. En estas instalaciones alfareras el tipo de trabajo, realizado habitualmente por esclavos, era altamente especializado.
Recreación del taller alfarero de El Monastil
El Monastil tuvo las condiciones básicas para la instalación de esta alfarería. Primero, por la existencia de arcillas aptas para este menester (barreros), posiblemente como se comentó con el arqueólogo D. Antonio Poveda Navarro, provenientes de la base de Bolón, muy rica en estos materiales, similares a Els Terrers de Agost, de gran tradición alfarera. Segundo, por la cercanía de agua proveniente del cercano río Vinalopó, y tercero, por la disponibilidad de combustible, seguramente de las antiguas arboledas existentes en el término municipal. En estas instalaciones alfareras el tipo de trabajo, realizado habitualmente por esclavos, era altamente especializado.
La alfarería romana de El Monastil elaboró
ladrillos ( horno 1) y lucernas ( hornos 2 y 3). Existen evidencias, además, de
la producción de carámica de paredes finas ( copas), e indicios de producción
de cerámica de mesa y cocina (morteros).
Molde cerámico para elaborar lucernas de volutas de El Monastil
Este alfar, que experimentó una importante
reforma con la construcción del horno 3, pudo estar conducido por Lucius
Eros, propietario o encargado de producción del taller, que al parecer
era un esclavo liberto romano de raíces griegas, y que mandó sellar con su
nombre la producción de las lucernas del taller. El grafito (marca) encontrado
es muy similar a otro localizado en la ciudad romana de Ampurias (Gerona),
circunstancia que hace pensar que la actividad de este ceramista se realizó en ambos
lugares.
Fragmento de molde cerámico con la leyenda L(ucius) Eros
Gracias al aporte de la obra social de
CatalunyaCaixa y a la Concejalía de Patrimonio Histórico de nuestro Excmo.
Ayuntamiento, este lugar se ha preparado para su cómoda visita, al tiempo que
se le ha dotado de los medios adecuados para su conservación.
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Textos: ANTONIO M. POVEDA NAVARRO (1.998) : "Una nueva Figlina de la Hispania citerior. La Officina de L. Eros". Espacio, Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua, t 11,pág. 271-293.
"EL MONASTIL. Una milenaria ciudad en las afueras de Elda"
"EL MONASTIL. Una milenaria ciudad en las afueras de Elda"
Fotos: Patrimonio Arqueológico y Museo Arqueológico municipal.
Ximo G. Rico
Precioso...!!
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