El Castillo-Palacio de Elda
EL CASTILLO DE ELDA
Localización:
El Castillo-Palacio de Elda
se encuentra en la población alicantina del mismo nombre, al Oeste de la
ciudad, cerca del puente que nos lleva a la estación del ferrocarril y en el
margen izquierdo del Rio Vinalopó. Pertenece Elda a la comarca del Vinalopó
Mitjá. Es un Bien de Interés Cultural (B.I.C.) eldense.
Localización del monumento en Google Maps
Por estar en reconstrucción y en excavaciones
arqueológicas, solo podemos admirar sus exteriores. Se accede a la puerta de
entrada por la calle Virtudes, situada en las cercanías de la rotonda donde
está situado el mismo Castillo-Palacio y frente al antiguo Matadero Municipal. Se encuentra pendiente de una actuación inmediata en el antemural A4 y en la torre nº 10, que dio comienzo en Julio de 2.015.
Plano general del Castillo-Palacio de Elda y partes del mismo
Historia:
La historia de Elda comienza con los más antiguos asentamientos de la Edad de Piedra en el valle, a los que siguieron diversos poblamientos de la Edad del Bronce y Edad del Hierro. El Monastil fue uno de estos asentamientos hasta la llegada de la cultura ibera.
Hay vestigios de un
asentamiento prehistórico ibérico, así como de la romanización y de la época
bajo imperial en el Yacimiento Ibero-Romano de El Monastil, a sólo 1 km. al
norte del Castillo de Elda.
Con la llegada del Islam a
estas tierras, el núcleo poblacional de El Monastil entra en decadencia y es
abandonado progresivamente. Sólo pervivirá, entre los siglos VIII-X una pequeña
comunidad musulmana de monjes-soldados en torno a una pequeña mezquita.
Antes de crearse el núcleo de la actual Elda,
en los alrededores se formó una alquería islámica que posteriormente fue
abandonada. Posteriormente surgirá el enclave islámico de Illa en torno al
actual castillo que fundaron los musulmanes almohades a finales del siglo XII.
De la Elda islámica se han descubierto una necrópolis árabe (en las
inmediaciones del Excmo. Ayuntamiento), algunas viviendas y un taller de
alfarería. También se sabe que bajo los cimientos de la Iglesia Arciprestal de
Santa Ana, había una mezquita árabe.
La edificación de la fortificación islámica
cabe situarla entre el año 1.172, fecha de la derrota del ejército almohade en
Huete con su retirada hacia Murcia, y el año 1.244, cuando tras el Tratado de
Almizra el rey Fernando III de Castilla dona el castillo y villa de Elda a uno
de los caballeros participantes en la campaña militar de Murcia. Este dato está
avalado por todos los restos de época almohade aparecidos en las excavaciones
del castillo.
Pero breve fue el espacio de tiempo que
permaneció el castillo bajo dominio musulmán, pues a consecuencia del Pacto de
Alcaraz (1.243) la totalidad del reino musulmán de Murcia pasó a convertirse en
protectorado castellano.
Elda fue conquistada en 1.243 por el rey Jaime
I, permaneciendo bajo soberanía castellana hasta 1.296 en que fue tomada por
Jaime II de Aragón. La villa y castillo de Elda fueron prontamente cedidos a
uno de los caballeros que participó en la campaña murciana del infante Alfonso,
y así, el 15 de Abril de 1.244, Fernando III donará la villa y castillo a
Guillén “el alemán”, que lo poseerá hasta su muerte en 1.245. Será entonces
cuando el rey lo entrega a la Orden militar de Santiago, que lo mantendrá entre
1.245 y 1.257, como uno de sus puntos avanzados en el amplio conjunto de
posesiones santiaguistas.
Sin embargo, en este último año, el ya rey
Alfonso X el Sabio lo rescatará de las manos de la Orden y se lo entregará a su
hermano, el infante don Manuel, que lo incluyó en su extenso rosario de posesiones
en el Vinalopó, como parte integrante del señorío de Villena.
En este tiempo sufriría el protagonismo que le
confirió el Valle de Elda, como zona fronteriza entre los dos reinos, viéndose
involucrada en los contínuos enfrentamientos entre ambos reinos cristianos a
finales de la Edad Media.
El siglo XIV vendrá marcado por la pertenencia
de Elda y su castillo al reino de Valencia y por la intensa actividad bélica
desarrollada en estas tierras. La conquista de Murcia (1.305) originó un cambio
en la posesión de Elda, que pasó de manos castellanas a ser posesión, durante
la primera mitad del siglo XIV, de miembros de la casa real de Aragón, como la
reina Doña Blanca (1.305-1.312), esposa de Jaime II; y el infante don Fernando
(1.329-1.363), hijo de Alfonso IV.
Con posterioridad, durante la Guerra de los
dos Pedros (1.356-1.366) el castillo participó activamente en la contienda, al
ser utilizado como base de operaciones por el infante Fernando. Tras la muerte
de este último, se produciría la conquista castellana de todas las fortalezas
del Vinalopó.
Con la retirada de las tropas castellanas, en
la primavera de 1.366, el rey Pedro IV de Aragón dentro de su política der pago
y agradecimientos, concede los señoríos de Elda y Novelda a Bertrand
Duguesclín. Sin embargo, este caballero francés devolverá sus posesiones a la
Corona, que volverá a conceder el castillo y lugar de Elda, junto con la
fortaleza de La Mola, a otro caballero mercenario, en este caso el noble inglés
Hugh de Calviley. Éste, a su vez, venderá en 1.378 el señorío de Elda y Aspe al
rey Pedro IV, integrándose de nuevo Elda como parte del Patrimonio Real de
Aragón.
Frente a esta inestabilidad política, bélica
y económica de los años precedentes, el último cuarto del siglo XIV y primero
del XV vendrá caracterizado por una marcada estabilidad, favorecida por la
pertenencia sucesiva de Elda al patrimonio de las reinas aragonesas doña Sibila
de Forcia (1.378-1.387), cuarta esposa de Pedro IV, y doña Violante de Bar
(1.387-1.424), esposa de Juan I. Ambas se preocuparán por la recuperación
integral de la zona, potenciando las obras de refuerzo y reforma del castillo,
incrementando su guarnición e iniciando su conversión en residencia
aristocrática.
El señorío de la reina Doña Violante acabó con
la enajenación de las villas y castillos de Elda y Aspe a D. Ximén Pèrez de
Corella, a quien el rey Alfonso V nombrará en 1.448 Conde de Cocentaina. Esta
adquisición llevó pareja posteriormente las de las villas de Salinas y Petrer
(1.431), con lo que el Corella lograría la estabilidad definitiva de estas
villas tan castigadas durante el belicoso siglo XIV.
Durante el siglo XV es de suponer que el
castillo de Elda, sin perder el rasgo de plaza fuerte, fuera convertido en
residencia temporal primero de Doña Violante y posteriormente del primer conde
de Cocentaina durante sus estancias en sus posesiones valencianas más
meridionales. A este respecto recordamos que durante los 24 años comprendidos
entre 1.424, fecha de la compra de la baronía de Elda, y 1.448, fecha de la
adquisición del señorío contestano y su nombramiento como conde de Cocentaina,
Ximén Pérez de Corella debió residir frecuentemente en el castillo de Elda, por
ser esta villa, junto a Aspe, sus principales señoríos jurisdiccionales, y así,
en la primavera de 1.427 acogió al monarca aragonés Alfonso V en el castillo de
Elda, durante unas jornadas de caza en los antiguos pinares de Elda.
Además, al ser la fortaleza de mayor tamaño de
sus dominios meridionales, rivalizó con los de Novelda y Monóvar, posesiones de
la familia Maza de Lizana, rivales nobiliarios de los Corella, por otra parte,
por lo que ello testimonia la importancia que debió tener el castillo y villa
de Elda en la política geoestratégica de la familia Corella durante el siglo
XV.
Sin embargo, a finales del siglo, Joan Roiç de
Corella i Moncada, III conde de Cocentaina, venderá paulatinamente sus
posesiones del Vinalopó, y así, tras la venta de Aspe a la familia Cárdenas,
señores de Elche, procedió a la venta de la baronía de Elda ( Elda, Petrer y
Salinas) a D. Juan de Coloma, secretario personal del rey Juan II de Aragón y
su hijo Fernando II, mediante un precontrato de enajenación firmado en Alcalá
de Henares en 1.497, y que se hizo efectivo el 4 de Septiembre de 1.513 en la
ciudad de Valencia.
A partir de este año, la familia Coloma, de
origen aragonés, convertirá el castillo en su casa solariega, circunstancia
mantenida a lo largo del siglo XVI y parte del XVII, que dio lugar a la
transformación definitiva de la fortaleza militar medieval en una residencia
palaciega, digno palacio condal de una de las familias más nobles e importantes
del Reino de Valencia, cuyos miembros llegaron a ser virreyes de Cerdeña,
generales de los ejércitos en Flandes, embajadores, gobernadores y alcaides del
castillo de Alicante por varias generaciones. El poder señorial de la estirpe
Coloma encontrará su principal punto de apoyo con la institución del condado de
Elda, efectuado por el rey Felipe II en 1.577 en la figura de D. Juan Pérez
Calvillo de Coloma y Cárdena, al acabar su virreinato en Cerdeña.
Por ello, en el siglo XVI se convierte en
residencia del recién creado Condado de Elda, quedando como propiedad señorial
el castillo y villa. Los nuevos Condes
de Elda lo transforman en un lujoso palacio renacentista y reforman asimismo el
antemural para asegurar mejor su defensa. Este carácter de residencia condal, y
lugar desde donde se administraba la jurisdicción señorial, permitió que el
castillo perviviera en pleno rendimiento durante los siglos XVI al XVIII, hecho
nada frecuente en el resto de fortificaciones de la cuenca del río Vinalopó,
cuya vida y función no fueron más allá del siglo XVI.
A principios del siglo XVII
la población se vio drásticamente reducida como consecuencia de la expulsión
morisca, decretada por el rey Felipe III en el año 1.609, en la cual casi 2.000
moriscos eldenses tuvieron que abandonar la villa, tardando mucho tiempo en
volver a recuperarse. A partir de este momento se produjo un marcado absentismo
señorial de los condes de Elda, que no será paliado hasta el siglo XVIII por
visitas esporádicas y su alojamiento en palacio, o también por la utilización
de sus diversas dependencias como la cisterna, los almacenes de harina y
aceite, torres, campanario, etc. por los ayuntamientos con ocasión de guerras,
epidemias , plagas u otros acontecimientos.
Durante la Guerra de Sucesión, los habitantes
de Elda apoyaron mayoritariamente la causa de Felipe V, mientras que el Conde
Coloma tomó partido por el archiduque Carlos.
En las postrimerías del siglo XVIII, el
abandono de la residencia condal llevó al
paulatino degradamiento de la fortaleza-palacio, y poco a poco (hasta se
fueron vendiendo sus elementos para la construcción de las nuevas viviendas de
la ciudad) fue entrando en un proceso de semi-ruina.
Sin embargo, la evolución política española
durante la primera mitad del siglo XIX conllevará la política desamortizadora
de los gobiernos de la reina Isabel II, que asentará un duro golpe al antiguo
Palacio Condal de Elda que, tras ser adquirido por el Estado (1.841), cuando la
villa retorna a la Corona por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, es
desamortizado y vendido, en 1.848, en pública subasta por 121.000 reales.
Previamente, sufrió algún intento de
demolición con el fin de construir un puente sobre el río (1.842); o el intento
de reconstruirlo como cárceles para el Juzgado de Primera Instancia (1.844); o
para acondicionar un espacio de funciones teatrales, suelta de novillos, etc
(1.846).
Las sucesivas trasmisiones de propiedad
finalizarían en la adquisición del castillo por Pedro León Navarro y Vidal
(1.866), maestro de obras, quien lo utilizó como aprovisionamiento de
materiales para la construcción de viviendas y obras públicas, y así, las
pasarelas de madera del puente del río se cambiaron por las jácenas y vigas
extraídas de la fortaleza, o el puente de dos arcos levantado en 1.879, que se
realizó con los sillares procedentes del desmantelamiento de las antiguas
torres circulares.
Descripción:
El Castillo-Palacio de Elda cabría definirlo
como un complejo edificio donde se aúnan distintos tipos de fábricas, producto
de la superposición de diversas construcciones que abarcan un dilatado periodo
de tiempo entre los siglos XII y XIX, tiempo durante el cual el castillo se
mantuvo en uso, transformando su fisonomía y adaptándolo a las necesidades de
sus sucesivos propietarios.
Nos encontramos, pues, ante las ruinas de una
fortaleza de máxima importancia histórica caracterizada por su planta
poligonal, definida por una muralla flanqueada por 10 torres y cubos, de las
cuales 2 serían circularesyel resto cuadrangulares. Sucesión de lienzos de
murallas y torres que delimitan un espacio intramurario de unos 2.700 m2,
aproximadamente.
Superficie otrora colmatada de escombros que
ocultaban todas las habitaciones y estancias de sótanos y semisótanos, como
demuestran los restos edilicios existentes tras algunas catas antiguas, aunque
se conservan en la parte meridional restos habitacionales de considerable
magnitud, identificables con la capilla religiosa palaciega; los almacenes de
aceite y otras estancias diversas.
Todo el recinto se encuentra perimetrado por
un antemural de sección vertical en la ladera septentrional y alamborada ( en
talud) en la zona meridional, delimitando una suoerficie interna de unos 5.230
m2.
El acceso se realiza por el mediodía, al final
de la calle Virtudes, en la llamada Plazuela del Castillo, espacio urbano que
fosiliza una estructura defensiva anterior, tipo barbacana, que precede a la puerta del antemural, situada a 4,90 m.
de altura desde el nivel de calle, al que se accede por un arco de medio punto
rebajado, de sillería en los estribos y mampostería en la bóveda. Este recinto
está dotado de una torre de planta cuadrada adosada que se encuentra en mal
estado y sería necesaria su pronta restauración.
Para salvar el desnivel se desarrolla una
rampa empedrada que comunica el nivel del suelo con la puerta de entrada a la
fortaleza por el antemural. En su interior, aparte de las dependencias citadas,
destacan las dos cisternas: una subterránea ( siglo XV-XVI) en perfecto estado,
de 11,05 x 5,50 x 4,70 m de dimensiones, y capacidad estimada en 255 m3; la
otra, en superficie, es de menor tamaño y de indudable cronología andalusí (
siglo XII-XIII), que en el Medievo se utilizaría como estancia de diverso uso.
En los últimos tiempos se
están llevando a cabo obras de restauración de sus torres y lienzos de muralla,
así como diversas excavaciones arqueológicas, todo ello con la ayuda de la
constituida Escuela Taller del Castillo de Elda, donde jóvenes en paro se
instruyen en las técnicas de construcción.
La torre circular que queda
en pie, tras su restauración,presenta en su remate las trazas de una posible
corsera y en su interior se pueden ver los restos de una salita circular
cubierta con una bóveda apuntada. A la derecha de este cubo se emplazaba la
puerta original del recinto palatino.
En el interior del castillo se observa un
amplio patio abierto dominado por un gran aljibe, al que iban a parar las aguas
procedentes de los techos de las habitaciones. Estas se encontraban unidas por
balcones corridos, según apuntó don Lamberto Amat, antiguo cronista de la
villa, que visitó el castillo a principios del siglo XIX, antes de su
destrucción.
Los restos de estas habitaciones podemos
verlos en el área a mediodía del recinto, en la que se puede visitar una nave
de planta rectangular cubierta con bóveda de medio cañón apoyada sobre arcos, y
que, parece responder a la capilla del palacio.
Junto a ella, existen otras habitaciones
unidas por escaleras de las que se desconoce su uso. Adosado a éstas hay un
gran edificio de planta rectangular y de tapial que podría corresponder a la
primera planta de una posible torre musulmana existente en el recinto antiguo,
antes de las reformas y adaptaciones bajo-medievales.
Lo que podemos ver hoy corresponde casi a todo
a reformas llevadas a cabo en el castillo-palacio durante los siglos XV y XVI,
bajo los señoríos de Ximén Pérez Ruiz de Corella y los Coloma, Condes de Elda,
aunque la obra antigua debe pertenecer a finales del siglo XII o principios del
siglo XIII.
En la actualidad, el grupo social "Amigos del Castillo de Elda", trabaja para dar a conocer a todos sus seguidores y a los eldenses, en general, la situación y estado de este Bien de Interés Cultural (B.I,C.) de la ciudad de Elda, recabando información y apoyando las iniciativas que lleven a buen fin la puesta en valor de la fortaleza, así como del resto de bienes históricos y culturales de la ciudad.
En la actualidad, el grupo social "Amigos del Castillo de Elda", trabaja para dar a conocer a todos sus seguidores y a los eldenses, en general, la situación y estado de este Bien de Interés Cultural (B.I,C.) de la ciudad de Elda, recabando información y apoyando las iniciativas que lleven a buen fin la puesta en valor de la fortaleza, así como del resto de bienes históricos y culturales de la ciudad.
TEXTOS:
ANTONIO M. POVEDA NAVARRO (1.993): "El Castillo de Elda: el proyecto actual de consolidación y restauración". Castells 3, págs. 9-13
ANTONIO M. POVEDA NAVARRO (1.993): "El Castillo de Elda: el proyecto actual de consolidación y restauración". Castells 3, págs. 9-13
ANTONIO M. POVEDA NAVARRO y J.C. MÁRQUEZ VILLORA: " El Castillo de Elda, del origen a la recuperación". Excmo. Ayuntamiento de Elda. 2.003.
GABRIEL SEGURA HERRERO (2.001): "El Castillo-Palacio de Elda". Castillos y torres del Vinalopó. Centre d´Estudis Locals del Vinalopó
FOTOS: Ximo G. Rico; Rafael Bernabéu y VV. AA.
Galería
fotográfica:
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