El Mundo Bizantino y Visigodo
Desde finales del siglo I d.C. hasta finales del siglo III d.C., El Monastil estuvo deshabitado y la actividad humana y agropecuaria sólo se detectó en las diversas fincas rurales romanas del Valle de Elda.
A partir del siglo IV d.C. surge de nuevo la actividad en enclaves vigías de altura, como la Tía Gervasia y Camara, y es entonces cuando El Monastil vuelve a capitalizar la vida en la comarca hasta el siglo VII d.C. A partir de mediados del siglo VI d.C. se convirtió en una población del tipo castrum, con la instalación de los pueblos bizantinos que defendían la frontera frente a los visigodos de Toledo, apareciendo incluso una necrópolis quizá bizantina según los ajuares ornamentales hallados, de procedencia oriental y mediterránea.
Elementos arquitectónicos de tipo eclesiástico, una pixyde de marfíl y pesos de bronce son las pruebas de esta presencia bizantina, que concluirá con la llegada del pueblo visigodo hacia el año 600 de nuestra era, con la creación de un efímero obispado, el elotano, citado en algunos concilios visigodos.
La iglesia edificada en la parte más alta de El Monastil se convirtió en monasterium al clausurarse el episcopado tras la reapertura de la sede principal de Ilice (Elche).
En esta sala del Museo Arqueológico merecen destacarse los restos de mobiliario pertenecientes al primitivo templo cristiano de la época visigoda, hallados en El Monastil. Se exponen junto a cerámicas con motivos y escenas típicas del arte paleocristiano, como el Sacrificio de Isaac o el episodio de Daniel y los leones.
En este contexto, destaca finalmente el famosísimo Fragmento de sarcófago, con la representación bíblica del profeta Jonás, tragado por la ballena, construido con mármol de Carrara e importado de Italia en la primera parte del siglo IV d.C.
TEXTOS: Museo Arqueológico Municipal de Elda
FOTOS: Ximo G. Rico
Galería fotográfica:
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